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Arquitectos: BEarq, BUDA, DOSarq, SRO arquitectura
- Área: 235 m²
- Año: 2021
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Fotografías:JAG Studio
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Proveedores: AutoDesk, Eliane, Graiman, IPAC, Pinót
Malaika, es posiblemente la más famosa de todas las canciones de amor en toda la África oriental, palabra que significa ángel, pero que es comúnmente usada por los hablantes sualí para referirse a una bella mujer; Malaika es el nombre con el que la promotora del proyecto llamó a su residencia permanente en Ecuador, una mujer de mediana edad acostumbrada a la soledad propia de una vida nómada con estancias cortas en países extranjeros, países de entre los que siempre prefirió Kenia, un lugar donde la arquitectura vernácula está representada por el boma massai africano, pequeños poblados constituidos por la sucesión radial de estructuras primitivas con forma piramidal, dispuestas en torno a un patio común.
Nuestra casa Malaika es un boma massai occidental, arquitectura resuelta sobre una malla regular de 3x3 metros sobre la que se han dispuesto los espacios habitables y patios comunes, construyendo con el vacío de los jardines los límites que el programa de una casa de huéspedes obliga; esta disposición equilibrada consigue además la proporción deseada entre el lleno de la arquitectura y el vano de los patios, para provocar el contraste justo del proyecto con el entorno natural donde está inmerso, sin necesidad de competir con él.
La lectura formal de la casa es una manifestación inmediata del programa arquitectónico, donde las habitaciones han sido moldeadas con cubiertas asimétricas de cuatro aguas, a manera de relectura plástica del boma original, resultandos sólidos dispersos pero anclados al conjunto por medio de un plano horizontal que abriga la zona social y servicios.
La tectónica del proyecto es uniforme, compuesta por volúmenes blancos con mamposterías de ladrillo cerámico y coberturas lisas, apoyados sobre basamentos de concreto, superficies apenas singularizadas por sus texturas, geometrías capaces de conservar la luz y proyectar el paisaje.
La casa resulta un circuito de experiencias generosas, con encuentros sociales programados, y el continuo descubrimiento del paisaje, donde el usuario consigue habitar el límite entre el espacio público y privado, dentro y fuera.